Ahora que está tan de moda viajar, coger un avión y plantarse en dos horas a miles de kilómetros de distancia, pues voy yo hoy y reivindico viajar en tren.
¡Ahí queda eso¡.
No,... je, je, no os asustéis. Soy super partidaria de viajar en avión, en barco y en todo lo que me lleve lejos pero es que hoy he pasado por la estación de Abando y me ha traído muy buenos recuerdos.
He de confesar que no he viajado mucho en tren,.Una vez Bilbao -Lisboa ida y vuelta (donde lo pasé muy bien) creo que ha sido mi viaje más largo.
Pero los buenos recuerdos vienen de la infancia. Mi abuela, siempre, llegaba a Bilbao en tren, ¡¡le encantaba ¡¡ y claro toda la familia iba a esperar la llegada. Así que desde pequeña, recuerdo, me gustaba ver la fantástica vidriera que tienen.
Mirad que bonita es...
He de confesar que no he viajado mucho en tren,.Una vez Bilbao -Lisboa ida y vuelta (donde lo pasé muy bien) creo que ha sido mi viaje más largo.
Pero los buenos recuerdos vienen de la infancia. Mi abuela, siempre, llegaba a Bilbao en tren, ¡¡le encantaba ¡¡ y claro toda la familia iba a esperar la llegada. Así que desde pequeña, recuerdo, me gustaba ver la fantástica vidriera que tienen.
Mirad que bonita es...
y como normalmente yo no usaba el tren para nada, ni entraba en la estación, me impactaba muchísimo poder estar por allí corriendo entre los andenes...
Cuando llegaba la abuela me parecía una escena sacada de un cuento. Aquellas escaleras imposibles de subir para ayudar a bajar los miles de bultos que traía (ya sabéis, las abuelas siempre cargadas de regalos).
Así que entre los buenos recuerdos de la infancia, lo bonita que es la estación de Abando y la verdad, lo bien que deja (está en el centro de Bilbao)...
¡¡Animaos a viajar en tren ¡¡¡
La cristalera de Abando es una maravilla, me encanta porque representa escenas de la cultura de nuestra tierra.
ResponderEliminarEs una estación con mucho encanto, a mí también me trae recuerdos de la infancia, cuando viajábamos en tren para visitar a la familia que tenemos fuera.
Me encantaría hacer un viaje largo en tren, como el Transcantábrico (que es carísimo, pero un lujo). No sé qué tienen los trenes, pero conservan un encanto especial.